
La depresión es una enfermedad, como la diabetes o la hipertensión, que puede ser grave y afectar profundamente a personas de todas las edades, profesiones y niveles sociales, hombres, mujeres y también niños. A menudo se oculta detrás de síntomas físicos y es pasada por alto o minimizada como un sentimiento de desánimo o tristeza. Además, se caracteriza por presentarse de forma recurrente a lo largo de la vida o de manera crónica.
Asimismo, puede manifestarse y afectar a las personas de diferentes maneras y en distintas magnitudes, desde la presencia de síntomas depresivos hasta un trastorno depresivo moderado y severo. Incluso, puede agravarse en la medida que no se trata oportunamente, afectando la calidad de vida del enfermo más que cualquier otra enfermedad.
Los pacientes que sufren una depresión mayor grave pueden llegar a quitarse la vida o al intento de suicidarse.
No obstante, una depresión no es un fracaso personal ni un destino ineludible, sino una enfermedad que normalmente se puede tratar con muy buenos resultados, gracias a que hay disponibilidad de medicamentos y terapias psicológicas o psicoterapia, así como métodos terapéuticos muy efectivos.
Un estudio de Prevalencia de Depresión en Atención Primaria (AP), realizado el 2005 en Valdivia (1), muestra que:
• El 23,2 % de pacientes de AP presentaba síntomas depresivos; de ellos, el 10,8% correspondía a una depresión mayor.
• El rango de edades donde esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia es entre los 16 y 30 años (39%).
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Primero un alivio haber encontrado a ustedes. Estoy interesada en el papel que debe jugar el entorno familiar frente a un miembro que sufre depresión.
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